jueves, 28 de febrero de 2013

LABORATORIO DE ARQUITECTURA CORPORAL: Escrito basado en la Vivencia - Confluencia entre la Expresión del Movimiento y la Escritura. Geovanna Gutiérrez.

                Intenté mirar alrededor pero apenas podía elevarme del suelo, aún no. Me dejaba caer sobre él sin estructura, casi sin volúmenes, plana, prácticamente arrebatada de mí… Podía sentir que aquel mismo espacio estaba lleno de seres que al igual que yo, intentaban crearse.

                Al principio me sentí deshabituada, como si nunca antes me hubiera movido de ningún modo, como si nunca antes hubiera sentido el suelo bajo mis pies. Tenía que nacer de nuevo, esta vez de manera consciente; nadie empujaría por mí, nadie me esperaría para recogerme. Esta vez tendría que nacer de mí misma, de mi propia fertilidad soñolienta; salir de mi propio útero a aquel exterior que no alcanzaba a ver… Las sensaciones me recorrían el cuerpo de una parte a otra, permitiendo que me hiciera una idea de cuán grande era: ubicando mis pies, mis manos, mis piernas, mis brazos; las caderas se abrían para expulsarme lejos, el torso se expandía contra el suelo, la cabeza crecía con apoyos imaginarios en paredes creadas por mí misma, que atraían cada parte de mí como si de fuerzas opuestas se tratasen. Imaginé estructuras que pudieran soportar el peso de mis anclajes; creé muros insondables que pudieran soportar la solidez de mis segmentos; cavé suelos que cobijaran mis raíces y lentamente, cimenté la base sobre la cual construiría aquella morada que me alumbraría.  

                Recuerdo que hacía frío, recuerdo la oscuridad de las tinieblas que se enredaban en mis ojos; el lamento lejano de la creación de otros seres. Aquel lugar estaba siendo construido para construir-me; me erigía sobre unas piernas nuevas, poderosas, que se apoyaban en las planicies de un nuevo mundo; los brazos se dibujaban en el vacío contenido de aquel naciente hogar; el resto del cuerpo llegaba a una intensa presencia antes si quiera  de que pudiera darse cuenta…

                Sintiendo la fuerza de la tierra bajo mis pies desnudos, que me impedía evaporarme por las grietas invisibles del alma, comencé a encontrarme en cada uno de mis huecos; comencé a encontrar los pedazos que en algún lugar, hacía tiempo, había enterrado y, recomponiéndolos uno a uno, reconstruí la vida ante la cual me había mostrado ajena; como si no fuera mía, como si en ningún momento se hubiera tratado de mí, y penetrando en mis vacíos, descubrí los de otras vidas que se acercaban, y llenaban cada una de mis estancias de alientos ancestrales, que podía sentir en mis recovecos.

                Así, creada desde mí, reconstruida, apuntalada, pude destruirme mil veces para volver a reconocerme en las ruinas de mi alma; pude crearme mil veces más para reconocerme en nuevas esperanzas, en nuevas construcciones donde ya nunca volvería a sentirme desolada, fría, malparida... Proyectada del plano angosto, apenas bocetado, a la dimensión más absoluta, corpórea, tangible, donde los vacíos me soplaban la vida en cada oquedad, completando la Obra.

domingo, 17 de febrero de 2013

ARQUITECTURA CORPORAL


Fotos realizadas durante el Laboratorio de Investigación en la Expresión del Movimiento; el día 16 de Febrero de 2013. Dirigido por Marisa Alonso. Temática: Arquitectura Corporal (Laban)